Un reflejo repentino lo cegó durante un segundo. Durante el mismo segundo, por todo el bosque sonó el rugido de un cuerno. Un toque largo, la vuelta de los exploradores. Kevan se alegraba de escuchar el cuerno que marcaba la vuelta al Muro. Después de una semana lejos de una cama caliente, ver que ya se acercaba la hora de encontrarse con sus hermanos era lo mejor de todo. Aquella mañana lucía un sol en el cielo, y el Muro lloraba por la calor que este proporcionaba. Sin duda alguna, la mejor mañana después de esa dura expedición.
Tras pasar por el túnel que atravesaba el Muro y dejar su caballo en los establos, no dudó un instante en dirigirse al comedor a tomar una buena cerveza negra con sus compañeros Ben y Alyn. Aquella ocasión tuvo la suerte de encontrarlos a los dos, algo que era difícil de ver muchas veces: Ben era el mayordomo del Lord Comandante, mientras que Alyn era un constructor que ayudaba en la herrería del Castillo Negro.
-Hombre! Si nuestra pequeña dama ya a vuelto de su fiesta de pijamas!
-Cállate Alyn! Ben, ¿puedes traer otra ronda de cervezas? Tengo algo que explicaros muy gordo...
-Vale, pero solo porque nos falta cerveza a nosotros...
-Mira por donde, tenemos a un bonito mayordomo a nuestro servicio... ¿que dirá nuestro Lord Comandante? ¿Te lo imaginas?- una risa salió de la boca de Alyn y Kevan.
-Ja, ja, ja! No me hagais ir allí y romperos las jaras en vuestra dura cabeza!-Sin duda alguna, Ben era capaz de hacerlo.-¿O es que no recordáis quien es mi padre, eh?
-Tranquilo, Ben, tranquilo... Alyn ya se cierra su piquito de hierro forjado, ¿verdad?
Kevan no tenía ganas de escuchar la historia del gran Ben Nieve-negra, hijo bastardo de un Umber, más Umber que los propios Umber...
-Ya sabes que por una buena cerveza yo me callo. En fin... ¿Que noticias traes del Muro? ¿Pillaste a un grupo de salvajes follando o qué?- En esa ocasión, las risas las centraron Alyn y Ben.
-No, algo mucho peor... Seguramente sepas algo, Ben. ¿El Lord Comandante de dijo algo del cuervo que enviemos?
-No, simplemente me mandó fuera después de entregar el mensaje lacrado... Ni lo rompió en mi presencia, y mira que es raro que no lo haga...
-Seguramente sospechaba algo... En fin, lo que nos encontramos por el camino fue algo insospechado... Realmente, no podíamos creerlo...
-Pero dilo ya! ¿Visteis a los Otros o que?
-No digas tonterías, Alyn! Lo que vimos fue una mujer con un par de flechas clavadas en los pies y un tajo enorme en el estomago... Bueno, puede que no fuese muy grande, pero los lobos lo hicieron mas grande, aunque el tajo era mortal...
-¿Una mujer? Una salvaje dirás...
-No, una mujer. De Craster, para ser más exactos... Sus ropas no eran de salvaje, ademas de que vestia una capa negra de las que le regalamos a Craster en nuestra última visita.
-Dios... no quiero ni imaginar la cara que puso Craster a saber la noticia...
-Lo peor no era eso. El cuerpo era de hacia un par de horas, y se podía observar huellas alrededor de este. De cuatro personas por lo que parecía... Fuimos directos hacia el torreón de Craster, pero allí sus mujeres estaban solas y decían que Craster había desaparecido...
El silencio que se produjo a continuación fue tal que se podría cortar con la hoja de la navaja de Kevan. Al fin Ben, después de tomar un largo trago de cerveza, dijo algo:
-Esas pisadas... ¿sabéis si eran de salvajes o no?
-No veo a ningún salvaje tan osado como para hacer desaparecer a Craster y asesinar de esa manera a una de sus mujeres... Alguien más esta detrás de esto, y nadie sabe qué o quien es...
-No será peligroso, ¿verdad?
-Créeme, una cosa como esta te hace pensar que algo gordo va a pasar...
Tras pasar por el túnel que atravesaba el Muro y dejar su caballo en los establos, no dudó un instante en dirigirse al comedor a tomar una buena cerveza negra con sus compañeros Ben y Alyn. Aquella ocasión tuvo la suerte de encontrarlos a los dos, algo que era difícil de ver muchas veces: Ben era el mayordomo del Lord Comandante, mientras que Alyn era un constructor que ayudaba en la herrería del Castillo Negro.
-Hombre! Si nuestra pequeña dama ya a vuelto de su fiesta de pijamas!
-Cállate Alyn! Ben, ¿puedes traer otra ronda de cervezas? Tengo algo que explicaros muy gordo...
-Vale, pero solo porque nos falta cerveza a nosotros...
-Mira por donde, tenemos a un bonito mayordomo a nuestro servicio... ¿que dirá nuestro Lord Comandante? ¿Te lo imaginas?- una risa salió de la boca de Alyn y Kevan.
-Ja, ja, ja! No me hagais ir allí y romperos las jaras en vuestra dura cabeza!-Sin duda alguna, Ben era capaz de hacerlo.-¿O es que no recordáis quien es mi padre, eh?
-Tranquilo, Ben, tranquilo... Alyn ya se cierra su piquito de hierro forjado, ¿verdad?
Kevan no tenía ganas de escuchar la historia del gran Ben Nieve-negra, hijo bastardo de un Umber, más Umber que los propios Umber...
-Ya sabes que por una buena cerveza yo me callo. En fin... ¿Que noticias traes del Muro? ¿Pillaste a un grupo de salvajes follando o qué?- En esa ocasión, las risas las centraron Alyn y Ben.
-No, algo mucho peor... Seguramente sepas algo, Ben. ¿El Lord Comandante de dijo algo del cuervo que enviemos?
-No, simplemente me mandó fuera después de entregar el mensaje lacrado... Ni lo rompió en mi presencia, y mira que es raro que no lo haga...
-Seguramente sospechaba algo... En fin, lo que nos encontramos por el camino fue algo insospechado... Realmente, no podíamos creerlo...
-Pero dilo ya! ¿Visteis a los Otros o que?
-No digas tonterías, Alyn! Lo que vimos fue una mujer con un par de flechas clavadas en los pies y un tajo enorme en el estomago... Bueno, puede que no fuese muy grande, pero los lobos lo hicieron mas grande, aunque el tajo era mortal...
-¿Una mujer? Una salvaje dirás...
-No, una mujer. De Craster, para ser más exactos... Sus ropas no eran de salvaje, ademas de que vestia una capa negra de las que le regalamos a Craster en nuestra última visita.
-Dios... no quiero ni imaginar la cara que puso Craster a saber la noticia...
-Lo peor no era eso. El cuerpo era de hacia un par de horas, y se podía observar huellas alrededor de este. De cuatro personas por lo que parecía... Fuimos directos hacia el torreón de Craster, pero allí sus mujeres estaban solas y decían que Craster había desaparecido...
El silencio que se produjo a continuación fue tal que se podría cortar con la hoja de la navaja de Kevan. Al fin Ben, después de tomar un largo trago de cerveza, dijo algo:
-Esas pisadas... ¿sabéis si eran de salvajes o no?
-No veo a ningún salvaje tan osado como para hacer desaparecer a Craster y asesinar de esa manera a una de sus mujeres... Alguien más esta detrás de esto, y nadie sabe qué o quien es...
-No será peligroso, ¿verdad?
-Créeme, una cosa como esta te hace pensar que algo gordo va a pasar...