-Parece que hoy llegarán más, y puede que mañana otros cuantos... Cada día somos más y más hombres...
-Y niños, y mujeres. Bocas que alimentar que no ayudarán a nada, Lyonel... Recuerda que necesitamos a hombres fuertes para atacar al Muro.
-Si, lo sé, pero no todos son inútiles, Daga... Piensa que tu eres una mujer, y puedes servir en la lucha. Mira, ¿ves ese grupo de allí? -Con el puñal señaló un grupo de mujeres- Esas son mujeres de las lanzas. Fieras en la batalla, más fieras aún en la cama...
-Vale, pero son pocas las que presentarán batalla, o mejor dicho, las que no escaparán cuando vean al enemigo bien armado... Recuerda esto, las personas son útiles en algo cuando están preparados para ello -Daga se levantó y se fue.
''Estúpida Daga, siempre con sus sermones...'' pensó Lyonel, pero en verdad sabía que ella tenía razón. Solo las mujeres de las lanzas estaban preparadas para la guerra, y el resto lo más seguro es que huiría a la primera de cambios... Por eso necesitaban gente. Contando los que eran en el campamento, serían cerca de un centenar de personas, pero las que estaban listas para batallar no serían menos de la mitad... Muchos salvajes fueron por la llamada de un destino mejor, pero menos de los que esperaba el jefe...
Aún así, a lo largo de la mañana llegarían más salvajes, y según tenía entendido alguno de ellos era un warg... un cambiapieles. Eso sería útil, podría espiar a sus enemigos y atacarlos desde menos se lo esperaban, volver locos a sus animales y caballos... Pero solo si era uno experimentado. Ya estaban hartos de niños, y si este era un niño no sabría ni controlar una rata...
Cuando acabó de desayunar, vio como el Shakta se dirigía a dar una vuelta. Algunos de los niños pequeños se acercaron a él, pero los pobres escaparon al ver su enfado. No le gustaba que lo acompañase nadie si no lo decía él, y menos un grupo de niños que no conocían nada del mundo...
Como cada día, Lyonel se dedicó a patrullar por la zona, en busca de algún grupo de salvajes que se dirigiesen a ellos. Se encontró con un grupo lleno de mujeres y viejos. No les serviría de nada, así que les indicó el camino hacia la cueva donde habitaba un grupo de osos... Con suerte, ellos morirían, los osos se alimentarían y no les molestarían a ellos. Todos contentos, excepto los salvajes que servirían de alimento de osos. Después, se cruzó con otro grupo. Este si que sería útil, así que les indicó el camino correcto para llegar al campamento.
Parecía que no encontraría ningún grupo más, así que dio media vuelta hacia al campamento. Mientras volvía, de repente, escucho unas voces que provenían de su derecha. Desenvainó su espada, pues en esa dirección se encontraba el Muro. Resultó ser un pequeño grupo de salvajes, un par de niños y tres mujeres, junto a un águila y un lobo.
-Vosotros, ¿que hacéis? Las normas eran claras, nada de acercarse al muro...
-Tranquilo, nadie nos ha visto -Quien hablaba no era ninguna de las mujeres, sino el niño de más edad- Ya he tomado las precauciones necesarias para tomar ese camino...
-Y tu, ¿Quien coño eres? ¿Acaso tienes edad para follarte a esas mujeres y criar niños, que me tienes que hablar así?
-Quizás no tenga edad suficiente para eso, pero si que la tengo para mandar a mi lobo a arrancarte el cuello de un mordisco mientras mi águila te clava sus garras en tus ojos...
-¿Tu eres el warg? -El niño asintió con la cabeza -Joder, yo deseaba que no fuese un crio de mierda, pero veo que como mínimo los tienes bien puestos... Seguidme, os guiaré hacia el campamento.
Por un momento, Lyonel pensó que tenían la victoria de su mano. Aunque no tardó en borrar ese pensamiento de su cabeza.
-Y niños, y mujeres. Bocas que alimentar que no ayudarán a nada, Lyonel... Recuerda que necesitamos a hombres fuertes para atacar al Muro.
-Si, lo sé, pero no todos son inútiles, Daga... Piensa que tu eres una mujer, y puedes servir en la lucha. Mira, ¿ves ese grupo de allí? -Con el puñal señaló un grupo de mujeres- Esas son mujeres de las lanzas. Fieras en la batalla, más fieras aún en la cama...
-Vale, pero son pocas las que presentarán batalla, o mejor dicho, las que no escaparán cuando vean al enemigo bien armado... Recuerda esto, las personas son útiles en algo cuando están preparados para ello -Daga se levantó y se fue.
''Estúpida Daga, siempre con sus sermones...'' pensó Lyonel, pero en verdad sabía que ella tenía razón. Solo las mujeres de las lanzas estaban preparadas para la guerra, y el resto lo más seguro es que huiría a la primera de cambios... Por eso necesitaban gente. Contando los que eran en el campamento, serían cerca de un centenar de personas, pero las que estaban listas para batallar no serían menos de la mitad... Muchos salvajes fueron por la llamada de un destino mejor, pero menos de los que esperaba el jefe...
Aún así, a lo largo de la mañana llegarían más salvajes, y según tenía entendido alguno de ellos era un warg... un cambiapieles. Eso sería útil, podría espiar a sus enemigos y atacarlos desde menos se lo esperaban, volver locos a sus animales y caballos... Pero solo si era uno experimentado. Ya estaban hartos de niños, y si este era un niño no sabría ni controlar una rata...
Cuando acabó de desayunar, vio como el Shakta se dirigía a dar una vuelta. Algunos de los niños pequeños se acercaron a él, pero los pobres escaparon al ver su enfado. No le gustaba que lo acompañase nadie si no lo decía él, y menos un grupo de niños que no conocían nada del mundo...
Como cada día, Lyonel se dedicó a patrullar por la zona, en busca de algún grupo de salvajes que se dirigiesen a ellos. Se encontró con un grupo lleno de mujeres y viejos. No les serviría de nada, así que les indicó el camino hacia la cueva donde habitaba un grupo de osos... Con suerte, ellos morirían, los osos se alimentarían y no les molestarían a ellos. Todos contentos, excepto los salvajes que servirían de alimento de osos. Después, se cruzó con otro grupo. Este si que sería útil, así que les indicó el camino correcto para llegar al campamento.
Parecía que no encontraría ningún grupo más, así que dio media vuelta hacia al campamento. Mientras volvía, de repente, escucho unas voces que provenían de su derecha. Desenvainó su espada, pues en esa dirección se encontraba el Muro. Resultó ser un pequeño grupo de salvajes, un par de niños y tres mujeres, junto a un águila y un lobo.
-Vosotros, ¿que hacéis? Las normas eran claras, nada de acercarse al muro...
-Tranquilo, nadie nos ha visto -Quien hablaba no era ninguna de las mujeres, sino el niño de más edad- Ya he tomado las precauciones necesarias para tomar ese camino...
-Y tu, ¿Quien coño eres? ¿Acaso tienes edad para follarte a esas mujeres y criar niños, que me tienes que hablar así?
-Quizás no tenga edad suficiente para eso, pero si que la tengo para mandar a mi lobo a arrancarte el cuello de un mordisco mientras mi águila te clava sus garras en tus ojos...
-¿Tu eres el warg? -El niño asintió con la cabeza -Joder, yo deseaba que no fuese un crio de mierda, pero veo que como mínimo los tienes bien puestos... Seguidme, os guiaré hacia el campamento.
Por un momento, Lyonel pensó que tenían la victoria de su mano. Aunque no tardó en borrar ese pensamiento de su cabeza.