No aguantaba más esa tortura. Por mucho que se decía que había hecho lo correcto, su corazón le decía todo lo contrario. Todos notaban la falta de uno de sus hermanos, perdido en las profundas gusaneras del Muro, pero a muy pocos les dolía la perdida. Y esos muy pocos cada día eran menos.
Hacía ya casi una luna desde que Luwin desapareció, y muy pocos lo recordaban... A decir verdad, los pocos que lo recordaban los contaba con una mano. No lo soportaba más... Tenía que hablar con alguien, y ese alguien era Ketter. Cogió su capa y se dirigió hacia el patio. Le molestaba que su gran amigo estuviese en una torre del Castillo Negro, pero sus cargos eran diferentes, y sus aposentos también. Cuando llegó al patio, se dio cuenta de que empezaba a anochecer. Aceleró su paso tanto como pudo para llegar pronto a la torre del Comandante. Aún era Verano, pero el frío empezaba a notarse cada vez más... no cabía duda que pronto los maestres de Antigua enviarían el aviso de cambio de estación...
Entre pensamientos sobre la climatología, llegó a la entrada de la torre. Después de saludar a los guardias apostados en la entrada, empezó a subir para ver a su amigo... Sabía que la culpa de su remordimiento era compartida, y no podía quedarse de brazos cruzados con toda su preocupación. Al llegar, observó como el mayordomo del lord comandante salia de sus aposentos.
-Ben, muchacho, ¿esta Ketter ocupado con algo?
-El señor Lord Comandante esta esperando su cena, maestre Hake. Ahora mismo iba a por ella... ¿Usted querría acompañarlo?
-Si me subes un poco de algo te lo agradecería... Si necesitas ayuda pídesela a Hela o Joseth.
-De acuerdo, maestre.
Vio como el joven Ben bajaba las escaleras mientras él entraba en la habitación del lord comandante... Extrañamente le recordó a Luwin, aunque eran completamente distintos...
-Ben, ya te he dicho lo que quería para cenar, ¿que más quieres? -Era obvio que no vio ni quien entraba, pues su mirada no se apartó ni un segundo del libro que estaba leyendo.
-¿Así saludas a tu amigo, Ketter? Esperaba un poco más de amabilidad...
-Ketter! Perdóname, ese pesado de Ben siempre anda preguntándome cosas absurdas... que si qué quiero para comer, que si me gustaría tomar un baño... A veces lo mandaría a los constructores, si no fuese porque es muy bueno en su trabajo... En fin, ¿necesitas algo, Hake?
-Un amigo para hablar, simplemente eso...
-Entonces aquí me tienes... dime, ¿de que quieres hablar?
-De Luwin...
En ese momento entró Ben con la cena. Consistía en un guiso de cebolla y nabo en una hogaza de pan, acompañado de un par de salchichas de cerdo asadas, junto a una jarra de cerveza negra para bajarlo. A él le subió lo mismo, a excepción de la cerveza, que la sustituyó por un poco de vino. Se notaba que era muy aplicado el joven con estos pequeños detalles...
-Hake, se que te duele la perdida del chaval, pero entiéndelo... Teníamos que confirmar la existencia de esa biblioteca, y él era el único capacitado para hacerlo...
-Pero perderle de una forma tan absurda... Tu y yo sabemos la sangre que lleva ese joven en sus venas...
-Hake...-Hizo una breve pausa.-¿Recuerdas nuestra llegada al Muro? Con esa expedición llena de novatos más allá del Muro... No se tú, pero yo recuerdo a muchos de ellos, de sangre más noble que la de la mayoría de nuestros hermanos, verlos marchar para nunca más volver... Sabes lo que son las perdidas, pero recuerda que en esa sala que no sabemos donde esta se encuentra la clave del misterio que nos robó a nuestros hermanos en esa expedición... Tú y yo lo sabemos, y debemos descubrirlo antes de que sea tarde... O los Capas Negras fallaremos en nuestra misión.
Hacía ya casi una luna desde que Luwin desapareció, y muy pocos lo recordaban... A decir verdad, los pocos que lo recordaban los contaba con una mano. No lo soportaba más... Tenía que hablar con alguien, y ese alguien era Ketter. Cogió su capa y se dirigió hacia el patio. Le molestaba que su gran amigo estuviese en una torre del Castillo Negro, pero sus cargos eran diferentes, y sus aposentos también. Cuando llegó al patio, se dio cuenta de que empezaba a anochecer. Aceleró su paso tanto como pudo para llegar pronto a la torre del Comandante. Aún era Verano, pero el frío empezaba a notarse cada vez más... no cabía duda que pronto los maestres de Antigua enviarían el aviso de cambio de estación...
Entre pensamientos sobre la climatología, llegó a la entrada de la torre. Después de saludar a los guardias apostados en la entrada, empezó a subir para ver a su amigo... Sabía que la culpa de su remordimiento era compartida, y no podía quedarse de brazos cruzados con toda su preocupación. Al llegar, observó como el mayordomo del lord comandante salia de sus aposentos.
-Ben, muchacho, ¿esta Ketter ocupado con algo?
-El señor Lord Comandante esta esperando su cena, maestre Hake. Ahora mismo iba a por ella... ¿Usted querría acompañarlo?
-Si me subes un poco de algo te lo agradecería... Si necesitas ayuda pídesela a Hela o Joseth.
-De acuerdo, maestre.
Vio como el joven Ben bajaba las escaleras mientras él entraba en la habitación del lord comandante... Extrañamente le recordó a Luwin, aunque eran completamente distintos...
-Ben, ya te he dicho lo que quería para cenar, ¿que más quieres? -Era obvio que no vio ni quien entraba, pues su mirada no se apartó ni un segundo del libro que estaba leyendo.
-¿Así saludas a tu amigo, Ketter? Esperaba un poco más de amabilidad...
-Ketter! Perdóname, ese pesado de Ben siempre anda preguntándome cosas absurdas... que si qué quiero para comer, que si me gustaría tomar un baño... A veces lo mandaría a los constructores, si no fuese porque es muy bueno en su trabajo... En fin, ¿necesitas algo, Hake?
-Un amigo para hablar, simplemente eso...
-Entonces aquí me tienes... dime, ¿de que quieres hablar?
-De Luwin...
En ese momento entró Ben con la cena. Consistía en un guiso de cebolla y nabo en una hogaza de pan, acompañado de un par de salchichas de cerdo asadas, junto a una jarra de cerveza negra para bajarlo. A él le subió lo mismo, a excepción de la cerveza, que la sustituyó por un poco de vino. Se notaba que era muy aplicado el joven con estos pequeños detalles...
-Hake, se que te duele la perdida del chaval, pero entiéndelo... Teníamos que confirmar la existencia de esa biblioteca, y él era el único capacitado para hacerlo...
-Pero perderle de una forma tan absurda... Tu y yo sabemos la sangre que lleva ese joven en sus venas...
-Hake...-Hizo una breve pausa.-¿Recuerdas nuestra llegada al Muro? Con esa expedición llena de novatos más allá del Muro... No se tú, pero yo recuerdo a muchos de ellos, de sangre más noble que la de la mayoría de nuestros hermanos, verlos marchar para nunca más volver... Sabes lo que son las perdidas, pero recuerda que en esa sala que no sabemos donde esta se encuentra la clave del misterio que nos robó a nuestros hermanos en esa expedición... Tú y yo lo sabemos, y debemos descubrirlo antes de que sea tarde... O los Capas Negras fallaremos en nuestra misión.